sábado, 27 de febrero de 2010

LOS BAILES DE ANTAÑO (2ª parte)


OTRAS ROMERIAS

Vimos el domingo pasado aquellas primeras romerías que organizaba la Sociedad Española en la Plaza Colón. Estas fiestas parecían destinadas a celebrarse junto al río, pues la misma entidad organizó célebres romerías en la isla, que antiguamente era conocida como del Puerto, o de Fraga. El cruce se hacía a la altura de calle Paraná ( Doello Jurado) pues allí había un banco de piedra, que hasta 1912 emergía formando el islote Ubajay. Posteriormente, al hacerse la obra de la costanera, a fines de la década del 30, se terminó de canalizar ese paso.

El cruce a la Isla resultaba fácil, ya que el tramo de agua era muy estrecho. Además, para esas ocasiones, los organizadores instalaban una pasarela colocando tablones sobre una fila de embarcaciones. Después de 1912, al desaparecer el islote, se usó una especie de pontón del Ministerio de Obras Públicas. Para esta época, la Sociedad Española había perdido la exclusividad de las romerías, ya que también las organizaba la Sociedad de Beneficencia. Esta pujante entidad de bien público que existía desde abril de 1875, utilizaba los mismos escenarios: la Isla y la Placita Colón.

Sobre el nombre de la plaza, también tenemos algo para complementar esta crónica: pese a su denominación oficial, la gente del pago la llamaba "la Plaza de Oro". Era por lo que estimaban que había costado su remodelación -a fines de la década del 20- en razón de la excesiva cantidad de personal afectado a la obra. Pero en honor a la verdad, digamos también que cuando se realizó la construcción, se colocaron como basamento, bloques de piedra traídos por agua desde El Potrero. Semejante base, impresionaba por su altura, antes de construirse la Avenida Costanera.

Cuando se hizo esta última, a fines de los años 30, al enaltarse toda la zona se elevó el nivel del suelo circundante a la plaza en casi un metro y medio; por lo cual quedó semienterrada su imponente base.

Las paredes que la circundan, están hechas con bloques de piedra menores, tallados por expertos artesanos. Vale la pena detenerse y admirar ese trabajo, si observamos la prolijidad de las uniones y su perfecto ensamble, con cemento portland importado que se traía en barriles.-

¿Se explican por qué no hay creciente que la conmueva?

LAS ROMERIAS DE LANZALOT

Otras populares romerías tuvieron lugar en la zona sur de nuestra ciudad. Cerca de la antigua Fábrica de Lenguas, al norte de los Saladeros (de Rossi y Don Eduardo Nebel) vivía un francés de apellido Lanzalot, que tenía una gran chacra.

Y allí, Lanzalot organizaba grandes romerías. Lo de grandes, no se refiere al tamaño del prado, sino a que las fiestas del francés parecían no tener fin. A punto tal, que la gente solía decir: "Esto no se acaba nunca, como las romerías de Lanzalot..."

Pese a la nacionalidad del organizador, estas reuniones mantenían intacto el sabor español, no sólo por los números de baile, desfiles y demás atracciones, sino porque traía de otras ciudades, auténticos gaiteros.

¿Por qué duraban tanto? El secreto de Lanzalot era muy sencillo: no permitía que faltara la bebida; su clientela -tanto la del barrio como la del resto de la ciudad- parecía muy sedienta y la fiesta seguía mientras circulara el líquido elemento.

Y nosotros seguiremos el domingo próximo, con la evolución de las romerías y las obras que se realizaron gracias a ellas.

Publicado el 6/03/88

No hay comentarios:

Publicar un comentario