sábado, 27 de febrero de 2010

AGASAJOS Y ATENCIONES


LOS MEMORABLES BAILES DE "LA AURORA"

AGASAJOS Y ATENCIONES

Decíamos en una nota anterior, que el éxito de los bailes se cimentaba en la asistencia femenina. No era entonces cuestión de descuidar el precioso elemento. En otras palabras; no bastaba con que las remisas damas hubieran concurrido; había que atenderlas de tal forma, que se sintieran motivadas para asistir a las reuniones siguientes. Veamos algunos recursos.-

Aparte de las finas atenciones que recibían al llegar, eran objeto de otros agasajos, hoy desaparecidos. A las once de la noche, cuando muchas madres iniciaban los preparativos para abandonar la velada, algunos de los directivos aprovechaban un intervalo de la orquesta y anunciaba de viva voz: "Se invita a las señoras presentes, a pasar al ambigú".

¿Y qué era el ambigú? Sobre una gran mesa tendida en un salón contiguo , si era invierno, o en la galería si era verano, abundaban masas y confituras de calidad compradas en el Apolo o la confitería de Dobón (25 de Mayo y Maipú) y bebidas como chocolate caliente, oporto o refrescos, según la época.-

El ambigú se servía en tandas: primero las personas mayores y después las señoritas; la atención de la mesa estaba a cargo de los directivos. Con ello cumplían un doble objetivo: obsequiar a la clientela y prolongar un poco mas su permanencia en el baile.-

No terminaban ahí las atenciones para el sexo débil: al finalizar el baile, sobre todo si se había hecho muy tarde (por ejemplo ¡las doce y media de la noche!) la organización tenía previsto el traslado, hasta sus domicilios, de quienes vivían mas lejos. A tal fin, una fila de mateos a caballo estaba apostada en la puerta del edificio para repartir a las damas, todo por cuenta de la entidad organizadora.

TRES MENESTERES INDESEABLES

Hemos dicho que a diferencia de los actuales, los directivos de La Aurora realizaban ellos mismos todos los trabajos anteriores y posteriores de la velada, además de la atención personal durante la fiesta. Eran a la vez patrones y peones. Dentro de las tareas que debían distribuirse, existían algunas no muy gratas que, se adjudicaban a quienes debían ganarse los galones.

Por la necesidad antedicha de asegurarse la vuelta al baile de todas las damas concurrentes, existía en La Aurora la determinación firme de que ninguna -por fea que fuese- se quedase sin bailar. Pero si la pobre no había sido muy favorecida por la naturaleza, ¿quién la invitaba? Pues, había una subcomisión especialmente encargada de sacar a bailar a las que planchan. Cada uno tenía asignada a su correspondiente feúcha, que esperaba ansiosa el cumplimiento de la obligación. A veces el designado intentaba eludir su cometido. Pero bastaba una mirada del Presidente hacia la candidata, como diciéndole: ésa te toca a vos, para que marchara el hombre con forzada y galante sonrisa. Todo por la institución.-

Otra tarea poco atractiva: como el salón alto no tenía baño instalado, había que organizar de algún modo el servicio sanitario para las damas. Este no difería del que acostumbraba usar la nobleza en los palacios europeos. Pero a diferencia de los reyes, que contaban con abundante personal de cámara para ello, acá eran los propios directivos, quienes debían evacuar el tazón.-

Otra actividad ingrata previa al baile, era el lustrado del piso . Como éste era amplio y la cera encarecía los costos, se hacía con restos de sirios de los velorios que aportaba Alberto Delmagro. Para sacarle brillo a la madera, se hacía algo muy práctico: colocaban una cobija doblada en cuatro y arriba se instalaba alguno de peso suficiente -generalmente el gordo Delmagro- y varios comedidos procedían a arrastrar la mole por todo el piso. Este tratamiento lo dejaba muy resbaladizo, por eso los mas cancheros, sabían que al iniciarse el baile no había que hacer piruetas raras, para evitar los resbalones. Algún novato siempre aterrizaba. Disculpen si estos prosaicos detalles quiebran el encanto dejado por la descripción del domingo anterior. Para el próximo, les relataremos otras cosas mas lindas.-

Publicado el 7/05/88

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