sábado, 27 de febrero de 2010

LOS PERSONAJES POPULARES (4ª parte)


EJEMPLOS Y "EJEMPLARES"

Ser una persona ejemplar es muy distinto de ser "un ejemplar".

Atribuimos el primer calificativo, a quienes son puestos como ejemplo por sus virtudes. En cambio, cuando la palabra se sustantiva y decimos, ¡qué ejemplar!, nos referimos a alguien que no es precisamente un ejemplo, sino todo lo contrario. Si hay dos que encajan de maravillas en esta definición, son los que leerán en la nota de hoy, descriptos como los vio nuestra ciudad hace medio siglo.

RISOTE Y SOLANO

Risote y Solano eran dos changarines que en forma inseparable se ganaban la vida en ese oficio tan común por entonces. Trabajaban en yunta: utilizaban para su tarea una especie de angarilla o tarima de madera sostenida por unas correas que cruzaban sobre sus hombros. Y así, uno adelante y el otro atrás, fortachones como eran, acarreaban todo tipo de objetos por pesados que fueran.

El oficio de changarín, era muy difundido, dada la escasez de otros medios de transporte que no fueran los carros. Habitualmente se hacían mudanzas a pie por medio de estos peones, que se ganaban la vida con las propinas recibidas. También estaban los que hacían mandados, pero de ellos nos ocuparemos cuando lleguemos a Paco.

Ustedes se preguntarán ¿porqué estos dos se constituyeron en ejemplares? Casi todos los del oficio, al terminar la jornada, se iban a la casa con los dinerillos para su familia. En cambio estos dos, se abalanzaban sobre el primer mostrador de boliche que encontraban y allí dejaban hasta el último centavo. Su habitat natural era el puerto, que como centro neurálgico de la ciudad, originaba mas de la mitad de los acarreos. Por eso eran clientes del café Caza y Pesca de Don Daniel Risso, con quien Risote -seguramente una deformación del apellido Risso- se atribuía algún parentesco, para que le fiara. Al atardecer solían aterrizar en el almacén de Don José F. Nóbile, sito en Urquiza y Montevideo (SO), donde se servía el vino directamente de los toneles.

En los días de poco trabajo, Risote y Solano se iban de pesca. Cargaban como vitualla, una gran damajuana de vino, dos panes y dos chorizos. Ustedes pensarán ¡que mal calculaban las proporciones! No se equivocan: siempre volvían, porque se quedaban cortos con el vino.

ALGUNOS "EJEMPLOS"

Veamos algunas anécdotas de nuestros personajes.

Solano, que era el mas letrado, vivaz, bien hablado, y sobre todo muy sediento, estaba un día tomando vino en un bar del Barrio Munilla. Alguien había dejado sobre la mesa un diario y empezó a hojearlo. De pronto rompió a llorar en forma tan desconsolada, que no podían ni siquiera sonsacarle alguna explicación. Uno tomó el diario para ver si se trataba de la necrológica de algún pariente. Nada. Hasta que Solano, en medio de sus sollozos, les señaló con mano temblorosa, la infausta noticia que lo había derrumbado: En Mendoza arrojan el vino a las acequias.

En otra oportunidad les encomendaron retirar un ataúd de los que entregaba la Municipalidad para sepelios de los mas pobres. El difunto era del Barrio La Cuchilla y cometieron el error de pagarles el mandado por adelantado. De paso para su destino, con la plata en el bolsillo y el cajón a cuestas, Risote y Solano se toparon con el boliche de Lerner. Fue mirarse y tomar la decisión: ambas correas se aflojaron al mismo tiempo, porque la sed pudo mas que la desgracia ajena.

Como llegaba la hora del entierro y estos no aparecían, los deudos salieron a buscarlos y en realidad no les costó mucho ubicarlos: habían dejado el cajón en la puerta del bar.

Cuando fueron interpelados por los furiosos familiares, adujeron con total desparpajo, que no había tanto apuro porque después de todo, el muerto puede esperar.

Y ahora que terminaron de leer, ¿no fueron dos reales ejemplares?.

Publicado el 3/01/88

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