sábado, 27 de febrero de 2010

LOS BAILES DEL CLUB INDEPENDIENTE (11ª nota)


Muchos otros conjuntos pasaron por Independiente y aunque no alcanzaban el prestigio de los ya referidos, dejaron sin embargo jugosas anécdotas.

PROMINENTE BAILARÍN

Dada la importancia adquirida por Independiente como cliente de grandes espectáculos, había trabado una directa relación con el empresario de espectáculos Juan Melgarejo, que tenía la agencia en calle Rodriguez Peña.-

A comienzos de la década del cuarenta, la señora de Melgarejo acompañó a uno de los conjuntos que representaba su marido.

Raúl Ghiglia, que había hecho el contrato, tuvo que permanecer en Buenos Aires por motivos familiares y al día siguiente del baile, se salía de la vaina por saber como había andado.

Cuando arribó a las oficinas de Melgarejo, alguien anticipándose a su consulta, había llamado desde Gualeguaychú para pasar el parte. Cuando llegó el inquieto directivo, recibió sorprendido la noticia:

-Pero, ¿como? ¿no se enteró?... El baile fue un verdadero batacazo, con un lleno total y gran aceptación del público; además, el broche de oro fue cuando un señor invitó a bailar a la esposa de Melgarejo. Debe ser alguien muy importante en Gualeguaychú, porque la gente le hacía ronda y aplaudían a rabiar...

-Pero, ¿quien era ese señor? -interrumpió ansioso don Raúl.

-Mire no sabemos el nombre, pero nos dijeron que todo el mundo gritaba ¡Arriba, Calavera...!

GAITEROS SIN APURO

Otro conjunto traído por Independiente, fue el de unos divertidos gaiteros , cuyo contrato preveía actuaciones durante varios días. También se estipulaba una salida en caravana para promocionar sus presentaciones, como era de estilo. Integraban la orquesta, músicos de ambos sexos. A su llegada, fueron generosamente agasajados por los directivos de Independiente y sus esposas. Después comenzaron las actuaciones, pero cuando algunos vieron las posibilidades de "piquete", el límite solo estuvo marcado por la frondosa imaginación de Mario González, el especialista. Después de su presentación en el galpón de Rossi, los músicos se fueron a comer y abandonaron momentáneamente los instrumentos. A la media hora, toda la barra disfrazada de conjunto español, hacía sonar las gaitas produciendo un bochinche infernal.

Los auténticos gaiteros hicieron una recorrida por la ciudad en una volanta de la empresa de pompas fúnebres en la que trabajaba Cacho Alarcón. Dado que el vehículo tenía impreso el nombre de la funeraria en la parte posterior, resolvieron taparlo con un cartel publicitario. Pero cometieron el descuido de pasar por la casa de Rogelio Pérez, quien con todo disimulo les arrancó el cartel, por los que los divertidos gaiteros continuaron la promoción por todo el pueblo, luciendo bien visible el nombre: Empresa Fúnebre "La Nueva". En la calle nadie entendía nada.

La permanencia de los gaiteros fue mostrando otras facetas, especialmente por la presencia de las gaiteras, que sacaron de sus casillas a varias esposas. Finalmente, el conjunto debió irse con la música a otra parte.

Publicado el 31/12/88

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