sábado, 27 de febrero de 2010

LOS GRANDES BAILABLES DEL "LUSERA" (3ª nota)


EL PARQUE EN LOS AÑOS CUARENTA

La habilitación del puente insufló vida al extenso espacio verde, para convertirse en el gran paseo público de Gualeguaychú. El pueblo entero se volcó primero al Parque Chico, que cobró impulso no sólo por las obras municipales de urbanización, sino también por las de clubes y de lugares de recreo, a los que se les otorgaron solares en concesión. Así, en el mismo año 1931, el grupo que presidía el Dr. Mario García Reynoso funda el Club Naútico Gualeguaychú, una de cuyas primeras instalaciones, fue la casilla antes afectada al servicio de la balsa que manipulaba Don Joaquín Gorosterrazú. A principios de 1935, un conjunto de jóvenes, que hasta entonces practicaba deportes en la punta de la Isla Libertad, funda el Club Neptunia. La nueva entidad organiza festivales a los que concurren nadadores paranaenses y santafesinos, que culminaban con brillantes demostraciones de saltos ornamentales a cargo de Julio Bibé y Alberto Buschiazzo. La misma institución organizó a partir de 1937, emocionantes carreras de autos que congregaban un público masivo. En ellas, Topa Oppen, Pito Rossi, Herman Fandrich , Chelo Murature, Florencio Sturla y Corcho Pérez Chiama, se sacaban las astillas hasta la última vuelta.

Para no repetir, damos por reproducido aquí, lo que dijimos al principio, sobre los festivales de Racing Club en el Parque, cuando nos referimos al nacimiento del vals A Gualeguaychú.

En 1942, durante la Intendencia de don Claudio Méndez Casariego, se inaugura el Chateau Vert con un monumental baile. También fue muy importante el que realizó el Club Neptunia (diciembre de 1946) con la actuación de Francisco Canaro y su cantor Roberto Rufino. Por entonces se sentaba al piano un jovencito con futuro: Marianito Mores.

Otros lugares de esparcimiento se fueron diseminando por el Parque, mientras en la costa de enfrente, la Isla de la Libertad empezaba a poblarse, a partir del loteo hecho por don Horacio Rébori, a inicios de los años 40.-

Hacia los fondos del solar de Racing, funcionó transitoriamente el primer Balneario Municipal, de cuyas instalaciones se conserva el característico tanque. Viniendo por la costa, se encontraba luego el Lusera, entre los recreos El Tanque y Los Sauces

Mas al Norte, calle de por medio, estaba el recreo El Tala, de los Roldán, donde por las tardecitas las familias llevaban sus hijos a tomar leche al pie de la vaca, pues a esa hora se ordeñaba. Lástima que los chicos puebleros de hoy, no puedan vivir esa maravillosa experiencia.

Numerosos juegos instalados por la Municipalidad, entretenían a los niños (hamacas en forma de botecitos, toboganes, etc.), mientras los palomares de las cercanías alojaban a decenas de aves que formaban parte del encantador escenario.

La red de parlantes instalada por Don Enrique Betolaza, uno de los comerciantes mas progresistas que conoció Gualeguaychú, propalaba música y avisos por toda la extensión del predio.-

Por $0,20 podía alquilarse una charrette para dar un paseo por todo el parque; también había mateos y ponies a disposición. Los fines de semana se podía disfrutar de una diversión extra a la noche: cine al aire libre en el Chateau; las películas eran proyectadas por otro personaje característico de aquellos años locos: Carlos Aurelio (el Pato) Cepeda.

Como lo ha recordado el sapiente Enrique Piaggio, en esa época, el público de Gualeguaychú descubrió las bondades del río, ya que hasta entonces era poco utilizado como lugar de recreación. Contribuyó mucho a ello el Lobo Pérez, a quien todavía se recuerda como el hombre que enseñó a nadar a los gualeguaychuenses.-

Es sin duda el pionero de ese deporte en nuestro medio e impartía sus clases en la punta norte de la Isla.-

En lo que interesa a nuestro tema, queda claro que en la década del cuarenta, era intensa la vida nocturna del Parque: desde las recordadas kermesses de Racing, hasta los bailes del Tanque o Los Sauces, las actuaciones de distintos cuartetos en El Tala y los realizados en la flamante pista del Neptunia. Esta verdadera seguidilla de tertulias, daba al Parque Unzué un ritmo, que hasta hoy no se ha recuperado.

Pero es indudable que los bailes mas recordados son los del Recreo Lusera, de los que nos ocuparemos a partir del domingo venidero.

Publicado el 31/07/88

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