UN PUÑETAZO: UN HIGADO
Decíamos el domingo pasado, que tal vez la pelea mas memorable de Kid Moneque, haya sido la que sostuvo con Carlitos Buffarini. Fue hace veinte años y tuvo lugar en el corazón de su barrio; concretamente, en los fondos de la carnicería de Luis Jordán, uno de sus "managers". Ya vimos la profusa propaganda que se hizo para el gran match. A ello debemos agregar la trascendencia que tuvo el encuentro, pues pese a ser una fiesta del barrio, contó con la asistencia de un calificado público, en el que figuraba el Jefe de Policía, algunos oficiales, conocidos políticos y amigos del campeón, quienes tomaron ubicación en el improvisado ring- side.
Para dar una idea de la dimensión internacional que alcanzaba la pelea, antes de su comienzo
Nikita Kruschev, el Papa Juan XXIII;
Previo a la gran pelea, se realizó un concurso de cantores durante cuyo transcurso la numerosa concurrencia vació ¡diez damajuanas de vino! que se vendía por vasos.
Al promediar la pelea, ante un certero golpe de Moneque aplicado en el abdomen, Carlitos cayó tendido. Con gran celeridad y perfecta sincronización, ya que todo estaba preparado, el pícaro de Jordán arrojó junto al caído, un hígado de ternera que sacó del negocio.
Moneque quedó asombrado por las consecuencias de su vigoroso golpe, y absolutamente convencido de que al pobre Carlitos le había sacado el hígado de una trompada, por lo que se sentía culpable al haber arruinado a un muchacho joven, a quien apreciaba mucho. Fue tan rápida la secuencia de ese golpe, que el fotógrafo Avinceto no pudo registrarlo en la foto, pese a que trabajaba con el disparador ¡a un milésimo de segundo!. Es que la mano de Moneque superó esa velocidad, aunque a decir verdad, el rápido fue Jordán.
Un gran ramo de flores le fue entregado a Moneque, quien con encendido discurso prometió repartirlo entre todas las dependencias de sus subalternos en
Publicado el 19/06/88
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