sábado, 27 de febrero de 2010

"KID MONEQUE" (3º parte)


FRENTE A "JOE LOUIS"

Otra de las peleas clásicas de Moneque, fue la que sostuvo con el célebre "Joe Louis". Dado el nivel alcanzado en su meteórica carrera, era casi imposible que a esa altura no se topara con el famoso negro norteamericano Y como Moneque tenía muy buena posición en el ranking mundial, él no debía ir a desafiar al gigante negro. Fue exactamente al revés: "Joe Louis" acudió a la casa de Moneque a pedirle la pelea. Con una pequeña diferencia: no llegó precisamente de los Estados Unidos, sino de un poco mas cerca, ya que sólo unas cuatro cuadras separaban sus domicilios.

"Joe Louis" no era otro que el negro Pitingui Duarte, que en realidad tenía un solo rasgo en común con el personaje : el color. Y aquí vemos la forma peculiar en que se manifestaba la locura de Moneque. El conocía a Pitingui, como que lo veía pasar todos los días (salvo cuando el negro pasaba de noche). Sin embargo bastó que se lo presentaran como Joe Louis, para que se transformara y diera rienda suelta a su delirio de boxeador, viendo en la esmirriada figura de Pitingui, al coloso estadounidense.

Y no aceptó que alguien desmintiera esa identidad.

El otrora triunfador del Madison, acudió humilde y sumiso ante Moneque a plantearle su desgracia: en Estados Unidos: "la cosa anda mal y tuve que venir a la Argentina a rebuscarme a ver si tengo mas suerte". Generoso y comprensivo, Moneque se compadeció del colega y le contestó de inmediato: "no se haga ningún problema, mi amigo; si es para ayudarlo, esta noche le daré la pelea". Y esa misma noche, el gran Joe Louis cayó vencido por los puños de Moneque. Seguramente ayudaron al vencedor, dos circunstancias de su contendiente: la tentación y algún vinito antes de la pelea.

SERIE DOMINGUERA

En un baldío frente al almacén de Felipe Vespa, en el Barrio Norte (Rioja y Santiago Díaz) Moneque disputó una serie de peleas que se llevaban a cabo los domingos por la mañana ante a una numerosa concurrencia y contra un solo contendiente, que se convirtió en su rival mas clásico: La Gata Tibault. El ring para estas memorables jornadas, estaba hecho con palos de escoba y piola sisal, de modo que el rival tenía que cuidarse en las caídas para no llevarse el cuadrilátero con todo.

En una de esas ocasiones, ¡veinticinco chicas! le entregaron a Moneque sendos ramos de flores provenientes de afamadas personalidades: Presidente de la Nación, ministros, legisladores, diplomáticos y dignatarios extranjeros. Hay que hacer una salvedad: el ramo era uno solo, al que sus segundos recibían, lo volvían a pasar y se lo entregaban nuevamente, viniendo cada vez de un personaje distinto. Y las chicas eran tres. No era cuestión de ponerse en gastos.

Publicado el 26/06/88

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