sábado, 27 de febrero de 2010

LOS FESTIVALES BENEFICOS


Las romerías y kermesses contribuyeron desde sus inicios a la concreción de obras benéficas, como el Hospital Centenario y el Hogar de Niñas.

Volvamos un poco mas en el tiempo, para llegar hasta el origen de dos entidades que, teniendo mucho que ver con el tema, merecen un párrafo aparte.

Heroicas damas... decíamos el domingo pasado, al anunciar este capítulo. Y veamos si no es así:

Hace poco mas de un siglo, concretamente entre 1875 y 1890, Gualeguaychú experimentó una notoria transformación. ¿Las causas? Aquietada la provincia luego de la revolución de López Jordán y bajo la influencia naciente de las oleadas inmigratorias, esta combinación favorece el progreso, con los consecuentes cambios socioeconómicos. Volveremos a este tema al tratar sobre las colectividades y mutuales, pero digamos que las condiciones de aquella época fueron determinantes de la aparición casi simultánea de las prestigiosas Sociedad de Beneficencia y Sociedad de la Caridad.

Entre las causas mas importantes que originaron el nacimiento de estas entidades, tenemos una sociedad en que contrastan la minoría enriquecida con un gran sector absolutamente carenciado. También juega la falta de presencia gubernamental para paliar esto, debido a la revolución jordanista que ocupó gran parte de esa década y dejó exhaustas las arcas.

Ese vacío vino a ser cubierto por un grupo de damas pertenecientes a encumbradas familias, dotadas de medios e influencia y sobre todo del espíritu caritativo propio de la fe cristiana.-

El 18 de Abril de 1875 se funda la Sociedad de Beneficencia, siendo su primera presidenta, Doña Cornelia Villar de Seguí. En forma casi inmediata, la entidad se dedica a construir y mantener nuevos pabellones del Hospital, llamado de la Caridad, del cual lo único que existían eran dos pequeñas salas, hechas en 1857 por el Gobierno de la Provincia. Para fines de siglo, ya habían levantado también el oratorio y un Colegio en la manzana lindera.-

Dos años después, el 20 de Mayo de 1877, nace la sociedad La Caridad. Fue su primera presidenta Doña Isabel Méndez Casariego de Acosta. Empezaron recaudando la llamada limosna a domicilio, y a este respecto cabe recordar que hace un siglo era tan grande la indigencia, que en las fechas patrias se repartía carne a los pobres. Luego construyeron una escuela mixta y un taller de trabajos manuales (alpargatería, ropa blanca, etc.). Finalmente vinieron la obras principales: un asilo de ancianos y otro de huérfanas; al que se recuerda como Asilo de Niñas. Funcionó hasta hace una veintena de años en Urquiza y Angel Elías (NE), donde hoy está el Correo.-

Tanto las damas de la Beneficencia, como las de la Caridad, llegaron a tener una pujanza económica admirable. Dotadas de una voluntad férrea, sabían utilizar influencias de maridos, parientes, legisladores, políticos y hombres de fortuna. Nadie se salvaba de estas empeñosas pedigüeñas, que aceptaban tanto donaciones en efectivo, como en especie.

La denominada Colecta Anual de Beneficencia reunía cuantiosas sumas que en la comisión administraba con honestidad, como lo denota la prolijidad de sus libros, que conserva el Instituto Magnasco. Por su parte, la Sociedad La Caridad, realizaba anualmente El día del kilo, con el objeto de conseguir la donación de un kilo de cualquier comestible. Era tal la respuesta popular, que salían en coches a recoger las colaboraciones y debían vaciarlos y recargarlos varias veces.-

Los períodos de mayor pujanza de la Sociedad de Beneficencia, corresponden a las presidencias de Felipa E. de Irazusta, Ramona Olaechea de Cinto, María Teresa Bottani de Chichizola, Angélica Zuloaga y Elvira (Ronga) Secchi de Hanisquiri. Pero sin duda, la figura que en forma preponderante marcó el rumbo durante muchos años, fue Doña Lola Irazusta de Dedeken, cuya actuación cubrió además un rol importante en los inicios del Frigorífico Gualeguaychú y la construcción del Teatro Gualeguaychú.

En forma paralela, funcionaba la Sociedad Auxiliar de Beneficencia, integrada por damas mas jóvenes que se encargaban de organizar los festivales y colectas. En La Caridad, se destacaron las presidentas Dolores J. de Tudury, Virginia Acevedo de Mesa y Celia Nunéz de Méndez. También existía una Sociedad Auxiliar de la Caridad.-

La Sociedades Auxiliares, tenían la responsabilidad de organizar los festivales. Bajo este nombre figuraban funciones de teatro, corsos de flores, fiestas de revellion, romerías, kermesses y juegos florales. Las romerías y las kermesses, se realizaban en la zona ribereña y luego pasaron a otros lugares, como la Plaza San Martín, el antiguo Mercado, o el ex Molino Central de Carabelli (Luis N. Palma y Roca). Las mas recordadas, son las de la Plaza Urquiza, que se cerraba al tránsito y todo el espacio se destinaba a los festivales de la sociedad Auxiliar de La Caridad, en las décadas del 20 al 40. Bailes españoles y mexicanos, ensayados en el local de Argentinos y Orientales eran llevados al tablado, bajo la responsable dirección de colaboradores como Carlos (Garza) Bottani, Omar Vieyra, o el Gordo Delfino. La casa de Doña Benjamina Palavecino de Cepeda (Rivadavia e Yrigoyen), servía como depósito para estas ocasiones.-

Los juegos mas usuales eran los caballitos de plomo , la ruleta o la chica y la grande. A veces con ésta se producía algún inconveniente, como el día que a Abelardo Herrero le salían puras grandes, hasta que Carlos Costa se percató de que jugaban con un dado de mas. También eran habituales los remates a la inglesa, de pollos y de otras donaciones; las gitanas que tiraban las cartas y la venta de artesanías realizadas por las niñas del Asilo.-

La Caridad, realizó una de sus fiestas mas recordadas, en el Club Neptunia para Diciembre de 1938, cuando este funcionaba en calle 25. Fue un festival llamado Cold Supper y en él bailaron Yiya Mesa, Niní Dardán, Osvaldo Grané, Eleodoro Vieyra, Carlos Esnaola y Marcos Correa. Omar Vieyra hizo su celebrado zapateo americano y luego bailó la rumba con María del Carmen Rossi. Todavía se recuerdan los nombres de dos bailarines destacados de aquella época: Minina Mesa y Tito Jurado. Después de un aplaudido sketch de Palito Merello, el gran cierre estuvo a cargo de Luis Rossi y su orquesta de ¡diez profesores!

Publicado el 20/03/88

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