sábado, 27 de febrero de 2010

LOS BAILES DEL CLUB INDEPENDIENTE (2ª nota)


Aunque a primera vista tenga poco que ver, contribuyó mucho al brillo de estos bailes, una serie de éxitos deportivos.

En efecto: allá por 1937, el Club tenía un excelente equipo de fútbol, que empezaba a ser era invitado desde otras ciudades y con ello acrecentaba su fama. Entre sus integrantes, podemos recordar a Domingo Silva, Ramón (Tape) Monti, Hector Galguera, Atiliano Taparí, y Ubaldo Molina .

El buen desempeño del conjunto, dio gran impulso a la institución, generando entusiasmo entre sus socios y la adhesión de otros nuevos. Este crecimiento en el plano deportivo, fue generando la necesidad de una mayor actividad social. Para ello se constituyó la primera subcomisión de fiestas, durante la presidencia de Mario González. El impulso que recibió la nueva actividad por parte del núcleo directivo, que se manejaba con bastante autonomía, hizo que pronto alcanzara méritos equiparables a los del fútbol.

LA ERA DE CLAUDIO MENDEZ CASARIEGO

De este modo, actividades deportivas y sociales crecieron juntas en complementación sinérgica, como se dice ahora, con lo que Independiente

pasó a figurar entre las instituciones mas pujantes de la ciudad.

Con ello se hizo apremiante la necesidad de tener una sede propia, pues apenas se contaba con la piecita de don Felix Cattáneo.

Los logros de las instituciones en Gualeguaychú, han sido generalmente fruto del esfuerzo colectivo de sus asociados, pero algunas han contado con figuras señeras, que han unido sus nombres al destino de la entidad. Vaya por caso, Morocho Bértora en Central Entrerriano, sobre el que volveremos más adelante.

Pues bien, allá por 1940, se dieron las circunstancias para que Independiente se encontrara con el hombre capaz de capitalizar tanto entusiasmo, orientando al Club en todos sus aspectos. Hablamos de Claudio Méndez Casariego. Durante su segunda Intendencia (1935 al 39) la Municipalidad había otorgado al Club una importante suma, para comprar la primera fracción de la actual sede: fue la finca Ituzaingó y Seguí, donde había funcionado el almacén de Baffico.

El nombre de don Claudio, quedó así vinculado a la institución. Como que después de su gestión municipal y a continuación de la presidencia de Mario González, ocupó durante varios períodos la titularidad del Club, sólo interrumpida por la etapa de Pebete Daneri, allá por 1943.

Y entramos así en la era de don Claudio, que se caracterizó por el creciente renombre del Club, gracias a su fructífera gestión.

El domingo recordaremos las cenas experimentales.

Publicado el 2/10/88.

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