sábado, 27 de febrero de 2010

LOS LAVIGNA (4ª parte)


MUSICOS DE ANTAÑO

Antes de ir al relato prometido y sin perjuicio de lo que comentamos mas adelante sobre las orquestas de antaño, vamos a detenernos en una de las mas representativas del Gualeguaychú de medio siglo atrás, que tiene relación con esta anécdota.-

Por aquel entonces, La Orquesta de Gualeguaychú, así con mayúscula, era la Kuroki Murua.-

Era nota común por entonces que estos conjuntos incluyeran en su repertorio tanto música de tango como de jazz, lo que justificaba la cantidad y novedad de sus instrumentos.-

En otra parte analizamos las razones por las que perdieron vigencia las orquestas

Pero hace cincuenta años, estas eran irremplazables, y la que ahora recordamos, o su seguidora Estrellita, alcanzaron jerarquía por la calidad de sus interpretaciones.-

Kuroki ejecutaba el bandoneón junto a Roberto Cis, en tanto que el dúo de violines estaba a cargo de Palito Merello y Antonio Smarrito. Estos últimos, a medio siglo de aquel suceso musical, se siguen juntando de vez en cuando, para desenfundar sus violines y sacarles deliciosa melodías que el paso de los años parece no haber empañado. ¡Músicos de alma!.

Frente al piano se sentaba Azelio Angelini, un excelente jazzman que no hacía alardes de sus condiciones; la batería estaba a cargo de Miguel Giúdice y el contrabajo, en manos del eximio maestro don Mario Rodríguez, que integraba la banda del Regimiento 3 de Caballería. El saxofón era ejecutado por Teófilo Alonso, que perteneció a una verdadera dinastía de músicos, ya que casi todos en su familia, fueron clarinetistas o saxofonistas de nota.-

La orquesta de Kuroki había sido contratada por Pepe Zoilo y actuaba en el Bar Americano los jueves, sábados y domingos por la noche. Aunque nosotros recordamos a Pepe y a su señora por los helados a la salida de la matinée del cine, ese lugar había alcanzado renombre por su restaurante y sus números de varietée.-

Las actuaciones de la orquesta de Kuroki, habían sido contratadas por la suma de tres pesos y la cena para los músicos. Pero al poco tiempo, Pepe tuvo que cambiar la paga, ya que con aquel arreglo salía perdiendo: los muchachos, casi todos jóvenes, eran de buen apetito y comían opíparamente. Entonces arregló directamente por seis pesos, sin la cena.-

Y es aquí precisamente donde volvemos a Los Angelitos, bar y comedor de Lalo Lavigna.-

LOS MUSICOS Y EL DESCUBRIMIENTO

Una de esas noches, terminada la actuación en lo de Pepe Zoilo -sin cena- se fueron a comer a Los Angelitos.-

Como era costumbre, el niño Guillermito Inchausti hizo sus ensayos de bandoneón alentado por los mas veteranos. Pero esa noche, además de los concurrentes habituales, había un señor de apellido Cano, oriundo de Gualeguaychú, que actuaba como músico profesional en Buenos Aires.-

Cuando el Gordo Cano escuchó a Guillermito, quedó estupefacto, pues advirtió de inmediato las relevantes condiciones del niño. En seguida requirió sus datos y terminó ofreciéndose para ponerlo en contacto con maestros consagrados de Buenos Aires.

Guillermito, todavía un chico, comenzó a viajar a la Capital Federal donde tuvo como primer maestro al hermano de Santos Lipesker, quien se había perfeccionado en Estados Unidos.

ORQUESTA RENOVADA

Cuando Guillermo tuvo unos dieciséis años, volvió a Gualeguaychú y se incorporó a la orquesta Estrellita que creara Cesar Berrino, (Berri).

Estrellita tuvo a varios músicos que habían comenzado con Kuroki, aunque debemos señalar algunos relevos, como por ejemplo Angelini fue reemplazado en el piano por China Angeramo y Palito Merello en violín, por Pepe Galetto.

Después Inchausti regresó a Buenos Aires, donde comenzó sus actuaciones con el Maestro Mancioni y mas adelante realizó una brillante carrera, que culminó con su célebre orquesta Los Tuba Tango. Pero esta historia es mas reciente y conocida.

Publicado el 9-8-87

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